Son las...

Blog dedicado a Fanfics en español de Vampire Academy.
Por Maris Belikov.

miércoles

CDHS - Capítulo 33


Saben que es lo mejor en el mundo. Despertar con los brazo de un Dios Ruso alrededor de ti. Y más con el frió que hacia. Quién diría que en esta época del año Nueva York iba a ser así de frió.

Con la tormenta era muy difícil distinguir si era de día o de noche. No se veía nada. Díganme, ¿quién vuela todo un viaje al otro lado del país, solo para ver por la ventana?

Cuando sugerí salir de aquí y dar un paseo Dimitri me dijo que no. Todo el hotel, en su mayoria Moroi, estaba en alerta cortesía de varios ataques Strigoi y la tormenta. Era por eso que desde anoche varios Moroi de los alrededores habían venido a refugiarse. Morois de gran importancia estaban en el hotel y teníamos prohibido la salida.

Ayer había vuelto a ver a la Alquimista que había conocido en el accidente cuando Dimitri y yo viajábamos a la corte, no venía sola estaba con otros dos alquimistas, o eso supuse porque todos tenían el tatuaje ese de la flor. Ella había venido con ese Moroi conocido de la familia de Dimitri, y se veía asustada.

Me gire para ver a mi Dios Ruso, seguía profundamente dormido, tenia un aspecto tranquilo y relajado, algo raro en él, no lo veía de esa manera a menudo salvo en las pocas ocasiones en que estábamos los dos solos, por lo general él siempre estaba en alerta y listo para cualquier peligro.

Me relaje un poco y volví a acurrucarme en su brazos, mientras recordaba los acontecimientos de la noche anterior.


Ya era tarde y lo único que quería era alejarme de la recepción del hotel, tanta gente me estresaba y aun ni siquiera habían comenzado a atendernos por culpa de los "Morois importantes", yo solo quería salir y pasear, solo que Dimitri no me lo permitía y no seguí discutiendo pues el cielo había comenzado a verse oscuro.

Aun ni siquiera llegaban los amigos de Dimitri, y mi humor no había ayudado mucho, Lissa seguía bloqueándome y yo seguía enfadada con ella. Aunque todo esta vez era diferente, ya no sentía la oscuridad apoderándose de mi y haciéndome perder el control, era como si de un día para otro hubiera desaparecido, aunque Lissa seguía estando de alguna manera ahí, la sentía levemente, solo que muy lejana y por como habían terminado las cosas yo no quería entrar en su mente en estos momentos.

Yo seguía tumbada en un sillón moviéndome inquieta, con Dimitri esperando pacientemente a un lado mío.

- ¿Dimka? - dijo la voz de una mujer detrás de nosotros - ¿Дмитрий, вы?*

Dimitri se volteo sorprendido y de pronto mostró una gran sonrisa a la mujer que lo había llamado. La mujer era una Moroi de talvez unos treinta, era muy bonita, de cabello rubio y pómulos salientes. Ambos se abrazaron mientras, se ponían a platicar animosamente en ruso, cosa que claro no entendí. De pronto se dio cuenta de que yo estaba con ellos, me sonrío y comenzó a hablar animadamente en mi idioma.

- Ella es Rose Hathaway, es estudiante mía en San Vladimir - Dimitri dijo introduciéndome.

- Hola Rose, mucho gusto. Mi nombre es Oksana, y este es mi esposo Mark - dijo estrechándome la mano y señalando al hombre que estaba a un lado de ella.

Era alto y rechoncho, con pelo canoso lo que indicaba que era mayor que ella, casi me quedo sin aliento cuando voltee para estrecharle la mano a Mark, era un dhampir. Tuve que cerrar de inmediato la boca para que no llegara hasta el piso. Un Moroi y un dhampir casados. Eso era algo que no se veía todo los días, o al menos algo a lo que no estaba acostumbrada.

Traté de mantener la sorpresa fuera de mi cara y comportarme tan educadamente como fuera posible. Aunque claro una pequeña advertencia de Dimitri, no hubiera hecho daño. Oksana y Mark parecían muy interesados en mí, aunque ella llevo la mayor parte de la conversación. Mark simplemente observaba, con curiosidad en su rostro.

 Mientras yo seguía fascinada por la pareja, pues seguía siendo raro para mi que ellos estuvieran realmente casados, por fin luego de una larga charla la señorita de la recepción nos llamo para darnos nuestra habitación, Dimitri y Mark se dirigieron hacia ella para que les entregara la llave, yo me quede sola con Oksana, que seguía hablándome animadamente.

Me perdí entre la conversación de la animada Oksana y Mark al otro lado del hotel, y fue cuando lo note ¡Ellos estaban conectados! ¡Esta debía de ser la pareja de la que Dimitri había hablado! No se como lo note, pero había algo en la forma que ellos se movían y actuaban que me recordaban a Lissa y a mi. No pude ocultar mi sonrisa e iba dispuesta a preguntárselo cuando fuimos interrumpidos por un Moroi, el tal Abe Mazz...algo.

- Oksana querida, ¿Cómo has estado? -  fue directo a ella ignorándome completamente.

Moroi reales como los odio. Él en especial parecía no ser una persona de muchos amigos y de la clase que no dudaría en romperte los dedos si era necesario.

- Abe, es un placer verte - dijo Oksana un poco incomoda - ¿Qué haces aquí?

- Negocios, ya sabes, nada como los muelles de Nueva York para un buen trato - dijo Abe felizmente charlando con Oskana.

¿Huh? Eso es raro, en fin a mi no me importaba yo quería comer algo e ir a dormir. Justo en eso llegaron Mark y mi Dios Ruso que no se veía muy contento del Moroi y sus anécdotas de negocios, pero no dijo nada. Tiempo después cuando el Moroi, Abe Mazur, si ese era su apellido, nos invitara a comer algo, me entere que él en realidad no era miembro de la realeza. Aunque actuara como uno.

La cena no estuvo tan mal. Abe había invitado a prácticamente todo el hotel a cenar.  Supe más acerca de Sydney la alquimista. Ella realmente no comió mucho, y fue muy amable al regalarme el resto de su hamburguesa. Me entere que esta con Abe por negocios, al parecer le debía un favor. Platicamos un rato sobre su familia y sobre como alguna vez a ella le gustaría ir a la escuela. Yo le dije que tomara me lugar. Tambien hablamos de sus viajes, ella a viajado a muchas partes del mundo y aunque hablamos muchos ella seguía sintiéndose incomoda de estar aquí.

Después de que termináramos nuestra comida Abe me noto, como realmente se fijo en mi, un momento estaba hablando alegremente sobre conocer a la reina y al otro me estaba mirando, al punto que me hizo sentir incomoda, y a Dimitri, quien se tenso a mi lado. Abe levanto una ceja y no volvió a decir nada. Simplemente se callo. Lo cual fue raro pues no creía que fuera del tipo de sujetos que se quedaran sin palabras. Además de que él prácticamente fue quien hablo durante toda la cena.

Después de un muy incomodo silencio murmuro un nos vemos y salió disparado, con todo su ejercito de guardianes tras de él, pero no sin antes aventar un fajo de billetes a la mesa para pagar nuestra comida.  Luego de ese incomodo momento, poco a poco nos despedimos y cada quien se dirigió a su habitación.


Y es ahí donde estaba ahora, acurrucada en mi Dios Ruso esperando a que llegue la hora de reunirnos con Mark y Oksana para charlar. Por eso realmente si que estoy emocionada. Aunque tal vez solo quiera saber más sobre ser una ‘besada por las sombras’ que sobre la conexión. Lissa no era de mis prioridades en este momento. Aún así una vez más me deslice en su mente para saber como estaba.

Fue como siempre en un momento deje de estar en el cuarto de hotel y vi fracciones de la habitación de Lissa, un par de botellas. Avery. Y luego ¡Boom! nada. Lissa volvió a echarme de su mente.

- ¿Esta todo bien?

Me sobresalte al escuchar la voz de Dimitri. Me voltee para mirarlo y le sonreí.

- Todo esta perfecto camarada - dije acercándome más hacia él. Él me encerró en sus brazos abrazándome fuerte.

- ¿Lissa esta bien? -  volvió a preguntar Dimitri.

Asentí.

- Creo. Está en su habitación, con Avery, y algunas botella.

Dimitri parecía alarmado.

- La princesa nunca se ha comportado de esa forma. ¿Estás segura que esta bien?

- No realmente. Pero ya no me importa.

- ¡Roza! No digas eso

- Es la verdad. Ella está actuando de forma extraña y solo le importa tomar. Es como si todo alrededor de ella ya no valiera la pena. Ya ni siquiera le importa nuestra amistad - dije con tristeza.

- No creo que eso sea verdad, estoy seguro de que la princesa solo. . .

Negué la cabeza.

- No solo soy yo, también Cristian, ellos terminaron por lo mismo. Lissa esta actuando extraña y no acepta nuestra ayuda y ya no se que más hacer.

Dimitri limpio unas lagrimas que caían de mi mejilla. No había notado que estaba llorando. Solo me quede ahí dejando que mi Dios Ruso me meciera en sus brazos y me dijera palabras dulces al oído.

No volvimos a mencionar a Lissa. Y luego de un rato llego la hora de ir a nuestra reunión con Mark y Oskana.

CdHS - Capítulo 32


Había una escena muy familiar, un porche de el complejo de Idaho. El sol brillaba bajo, y había montañas a cada uno de mis lados. Ya sabía donde estaba, era el lugar donde había conocido a Adrian por primera vez.

- ¿Qué quieres? - dije irritada.

- Pareces enojada pequeña dhampir - dijo de pronto poniéndose frente a mi.

- Si, bueno no estoy de humor, así que dime que quieres.

- Tranquila, vengo en asunto de paz - dijo levantando las manos como si estuviera rindiéndose - No te he visto hoy en todo el día.

- Bueno me has estado evitando recuerdas, y hoy he estado con Lissa - dije en tono cortante cruzando los brazos - Y ahora estoy lejos y voy hacía…. Huh, la verdad no tengo ni idea - dije y era verdad no la tenía, había salido furiosa de la habitación de Lissa rumbo a la de Dimitri, donde le había dicho que era hora de irnos, aunque se sorprendió me hizo caso y ya lleva unas horas dormida en un avión sin saber si quiera a donde me dirigía - Como sea yo ya no estoy en la academia.

Adrian se sorprendió y me miro.

- ¿Lejos? No Rose no puedes, tienes que volver - levante las cejas - Es sobre Lissa ella…

- ¿Lissa? - pregunte con indiferencia.

- Si, ya sabes, Lissa, ¿Tu mejor amiga? Recuerdas ¿con la quien tienes la conexión y a la que juraste proteger?

Esto me enojo seguía muy enojada y de todos modos, ¿por qué estábamos hablando de ella?

- Nunca hice ningún juramento - respondí gritándole.

- ¿Que diablos te pasa? - pregunto frustrado.

- ¿Qué diablos te pasa a ti? Primero me ignoras y ahora vienes para "hablar" conmigo.

Negó la cabeza ignorándome.

- Ya te lo dije estoy aquí por Lissa - me miro, con ojos grandes y honestos - Rose, te estoy rogando que regreses de donde quiera que estés. Lissa te necesita. No se que es lo que esta mal, y no sé como ayudarla…

- Alto - grite, ahora si estaba furiosa - ¿Tu me estas pidiendo ayuda porque estas preocupado por Lissa?

Asintió.

- Rose, no se que es lo que le pasa…

- Dije que pararas - grite aún más fuerte - Si mal no recuerdo yo te dije lo mismo hace unos días y ¿qué hiciste tú? A sí, me dijiste “no es nada solo estas celosa de que ella tiene otra amiga que no es tan aburrida como tú” Pues sabes que es lo que te digo… Lissa no tiene nada, tú solo estas celoso de que…

- Rose… - me interrumpió - Lo siento, tenías razón, algo malo sucede con ella.

- No, nada de “Rose tenías razón”, ahórratelo, no quiero saber nada de la princesa, o lo que sea que le pase, ya estoy harta, de todos sus dramas - me aleje de él - Ahora quiero que me dejes en paz, quiero dormir.

- Rose, por favor…

Estaba tan furiosa con él que lo único que quería era salirme de este estúpido sueño, y por primera vez lo logre… Desperté en un incomodo asiento de avión, a mi lado Dimitri leía uno de sus libros del viejo oeste.

- Bien, estas despierta.

- Como lo supiste, tan aburrido está tu libro - dije, pero él ni siquiera levanto la vista y siguió leyendo - ¿Por qué estamos en un avión? ¿Es por qué prefieres gastar dinero en un avión a que yo maneje?

Levanto una ceja, pero sus ojos seguían en su libro.

- Recuerda, era mi turno de manejar.

Rodó los ojos.

- Primero, tu no ibas a manejar, segundo yo no pague el avión es prestado por la academia, y tercero vamos hacía el este y seria un muy largo viaje en carro.

- ¿Hacía el este? ¿a donde?

- Nueva York

Abrí la boca sorprendida y lo mire emocionada, nunca había ido a Nueva York y me moría por conocerlo.

- ¿De verdad? - pregunte emocionada

- No.

- ¿No?

- Iremos a “Staten Island” es uno de los distritos de Nueva York, por lo que si estaremos en Nueva York, pero en la parte de Staten Island, podrás ver Manhattan y sus edificios por la ventana - dijo ahora si haciendo su libro a un lado.

- Claro que no - dije cruzando los brazos.

- Rose - dijo serio - Tenemos que hablar.

- No - dije y me voltee hacía el otro lado ignorándolo.

- Rose… - dijo en su tono de mentor.

Sabía de lo que quería hablar, le había contado de mi pelea con Lissa, de las cosas horribles que nos habíamos dicho, que ella me había dicho, donde prácticamente me decía que me odiaba. Le había dicho la buena noticia de que yo también iba a hacer que me reasignaran para estar con él, casa que no le agrado tanto como a mí.

Sentí uno de sus fuertes brazos en mis hombros, forzándome lentamente a voltearme hacía él. Cuando lo logro, enterré mi cabeza en su pecho y trate de abrazarlo, por cierto nada cómodo teniendo en cuenta los asientos del avión. Él acaricio mi cabello con una de sus manos.

- Ya te lo dije, voy a pedir ser reasignada, voy a estar contigo y…

- Rose, el que Lissa y tu se hayan peleado no es como para que pidas ser reasignada, seguro que es solo un malentendido y…

- No - dije separándome de él para mirarlo - Ella dijo que se arrepentía de haberme salvado, que preferiría que yo estuviera muerta.

- Roza - dijo abrazándome - No creo que lo haya dicho en serio…

- Si, si lo hizo, lo sentí a través de la conexión…

- Es porque ambas estaban enojadas, cuando la gente está enojada, dice cosas que…

- ¿Por qué la defiendes tanto?

- No la estoy defendiendo, solo quiero que las cosas se arreglen entre ustedes - dijo acariciando mi cabello nuevamente - Tu y Lissa son como hermanas, y pronto vas a ser su guardian…

- No, ya te lo dije, seré reasignada como tu, y estaremos juntos. Y cuando lleguemos a Nueva York voy a pedir que me quiten está estúpida conexión - dije con lagrimas en los ojos, pero no eran de tristeza, eran de coraje.

- Rose, la conexión no es algo que simplemente puedes quitar, no creo que funcione de esa manera.

- Pues entonces voy a aprender a bloquearla como ella lo hace conmigo cuando me saca de su mente.

- Roza…

- No, ya no quiero hablar de Lissa, mejor vamos a planear nuestro viaje a Nueva York - dije sonriendo y separándome para besarlo.

- No hay nada que planear, ya te lo dije podrás ver Manhattan desde la ventana del cuarto de hotel. Se espera que este fin de semana haya una gran tormenta, no podremos salir.

El vuelo duraba cinco horas y media, lo se eran demasiada, pero bueno para ir a Nueva York valía la pena. Cuando por fin llegamos, comprobé que lo de la tormenta había sido cierto, pues no se veía nada más que puras nubes grises.

Tomamos un taxi que nos llevo hasta un hotel en Staten Island. El hotel era grandioso, en cuanto lo vi supe que había sido construido por un Moroi, no era tanto un hotel como un edificio y muchos cuartos, lo que llamaba la atención era que en vez de eso, había pequeños departamentos tipo cabañas a sus alrededores.

Había un gran revuelo en la entrada principal, según una de las recepcionistas acababa de llegar también uno de los Moroi más importantes e influyentes por lo que nosotros teníamos que esperar.

Cuando iba directo hacía ella, por hacernos esperar, con mi puño cerrado ya preparado para golpearla por dejarnos hasta él final, Dimitri me lo impidió.

- Si nos echan no encontraremos un buen hotel en medio de está tormenta.

- Bueno, pues nosotros llegamos primero, quien puede ser más importante, además es de mala educación tenernos esperando cuando venimos de un largo viaje.

- Llevamos 10 minutos aquí, no es para tanto, además ella dijo que no tardaría.

- Bueno camarada, no soy conocida exactamente por mi paciencia.

- Ven - dijo tomándome de la cintura y empujándome hacía una de las sillas de la sala de espera - Porque no nos sentamos.

Por la ventana yo no se veían las nubes grises, estas habían cambiado su color a negro, agregando unos cuantos rayos preparándose para la tormenta.

- ¿Dónde están tus amigos? - pregunte girándome a mirarlo, se encogió de hombros.

- Los veremos hasta mañana, no se si han llegado aun - dijo jugando con una de mis manos - Ellos volaron desde Rusia recuerdas, necesitan descansar.

La recepción seguía con su gran alboroto por el Moroi que acababa de llegar, levante un poco más la cabeza para ver quien era la razón por a que aún no me hubieran dado una cama para descansar a lado de mi Dios Ruso.

Tres figuras aparecieron. Uno era alto y delgado, definitivamente era Moroi, y los otros eran dhampirs. Me quede mirándolos mientras se acercaban hacía la mesa de recepción, yo decidi examinar al Moroi.

Tenía cabello negro, una barba de chivo, y complexión Moroi. Si alguna vez has visto a alguien bronceado o a una persona de piel oscura que este enferma o se pongan pálidos, es bastante como eso. Había un poco de pigmento en su piel, pero era aminorado por una intensa palidez.

Lo más sorprendente era su ropa. Tenía puesto un abrigo negro largo que gritaba dinero, junto con una bufanda de ocre casimir. Debajo de la cual, podía ver un poco de oro, una cadena que hacía juego con el arete de oro que usaba en una de sus orejas.

Mi primera impresión de semejante extravagancia hubiera sido pirata o un chulo. Un momento después, cambie mi opinión. Algo me decía que era el tipo de sujeto que rompía rodillas para tener las cosas a su manera.

Dimitri siguió mi mirada y sentí como se tensaba a mi lado, me gire a verlo.

- ¿Qué pasa camarada?

- No es nada - dijo girándose hacía la ventana.

- ¿Lo conoces? - pregunte curiosa.

- Algo así, él es conocido de mi familia - contesto no muy contento.

- ¿A sí?, ¿quién es?

- No es alguien a quien quisieras conocer - se giro hacía mi - Su nombre es Abe Mazur…

CdHS - Capítulo 31


Las vacaciones ya habían terminado y hace ya casi una semana que había regresado a la academia, aunque los novatos ya no teníamos más experiencia de campo aún teníamos exámenes y que prepararnos para nuestra prueba final, la cual se decía que era extremadamente dura.

Por está razón todos los novatos teníamos que entrenar el doble. Y si creía que por salir con Dimitri me salvaba tan siquiera un poco y podría descansar estaba muy equivoca, porque entrenar con él era mil veces peor que con cualquier otro guardián.

Por si fuera poco las cosas entre Lissa y yo no habían mejorado mucho, tan solo habían pasado unos días y ya tenía fama de fiestera. Ella y yo seguíamos peleando mucho sobre todo cuando yo trataba de recordarle que teníamos clases al día siguiente. Ella como siempre me decía que había cambiado y que lo único que ella quería era divertirse. Y todavía está el problema de Christian y su beso con Aaron.

Le dije a Lissa que lo mejor era que Christian supiera la verdad por ella en vez de que otra persona le llegara con el chisme. Obvio me acuso de querer ser yo la chismosa, me dijo que la dejara en paz y no me metiera. Avery estaba junto a ella apoyándola y dándole bebidas todo el tiempo diciéndole que no se preocupara.

Ni siquiera había tenido tiempo de decirle de mi conversación con Dimitri y el posible descubrimiento de otro usuario del espíritu y otro “besado por las sombras” y el posible viaje que pronto haríamos para ir a verlos, en aproximadamente dos días.

Ahora me encontraba en mi habitación iba a tomar una ducha antes de ir a cenar con la esperanza de que está me ayudara a relajarme después de un día tan exhausto como el de hoy.

Como dije cuando Dimitri se ponía todo responsable era lo peor, según sus palabras “los Strigoi no van a dejarte descansar Roza” y tampoco es como si pudiera distraerlo con un beso pues ya no entrenábamos solos puesto que si existían novatos responsables que se levantaban a entrenar y compartían el gimnasio con nosotros.

Como en los últimos días podía sentir la culpa que Lissa sentía, al igual que conmigo tampoco pasaba tiempo con Christian últimamente, la mayor parte de su día era pasar algunas horas en la habitación de Avery y después fugarse a una fiesta clandestina.

Ahora cada vez que Lissa miraba a Christian pensaba en el beso de Aarón y me echabas miradas furiosas que decían “no te metas”. El beso para Lissa no era tan malo como Jill le había dado a entender. Había sido casual y bajo la influencia del alcohol. Lissa sabía que contárselo a Christian le molestaría mucho, sin embargo odiaba mentirle y ya casi llevaba una semana haciéndolo.

Avery como siempre estuvo de acuerdo que no tenía ninguna necesidad de preocuparse. Lissa ahora estaba esperándolo para ir a cenar. Su rostro era una nube de tormenta cuando se acerco a Lissa por el vestíbulo de su dormitorio, sus ojos azul pálido parecían como si pudieran disparar rayos.

- ¿Cuando me lo ibas a decir? - él exigió.

Su voz era fuerte, y varias personas que iban pasando miraban con sorpresa. Lissa lo movió hacía la esquina, hablando en voz baja.

- ¿De qué estás hablando?

- Tu sabes de lo que estoy hablando. Usaste tu fin de semana como una oportunidad de conocer a otros chicos.

Ella lo miro durante varios segundos, entonces la verdad la golpeo.

- Rose te lo dijo, ¿no es cierto? - dijo Lissa comenzando a enojarse.

Christian negó la cabeza y literalmente ahora si podía ver las llamas saliendo de sus ojos.

- ¿Rose? ¿Qué todo el mundo sabía de esto menos yo?

- ¿Entonces quien? - dijo ignorándolo - Fue Jill.

- Si. Tuve que sacárselo a ella. Ella me pregunto que si podíamos practicar y estaba al borde de las lagrimas.

De repente la ira quemo a través de Lissa.

- ¡Ella no tenía ningún derecho!

- Tu tampoco tenías derecho. ¿De verdad creías que podías hacer algo así y no decírmelo? Y más cuando al parecer todo el mundo lo sabe.

- Christian, fue un beso estúpido, estaba borracha, por el amor de Dios. Una broma, porque me salvo de caerme de una mesa. Eso no se significa nada.

La cara de Christian era pensativa, y Lissa estaba segura de que iba a estar de acuerdo con ella.

- Hubiera sido nada - dijo él al fin - Si me lo hubieras dicho tu misma. Y yo no lo hubiera tenido que escuchar de alguien más.

- Jill…

- No es el problema. Tu lo eres.

Lissa se quedo aturdida por un momento.

- ¿Qué estas diciendo?

- Yo… - Christian de repente parecía cansado, se froto los ojos - Yo no lo se. Es solo… las cosas han sido difíciles últimamente. Yo solo… solo no estoy seguro de si puedo lidiar con todo esto. Tu estabas buscando una pelea conmigo antes de que te fueras, ¿y ahora esto?

- ¿Por qué no me escuchas? ¡No fue nada! Incluso Avery esta de acuerdo.

- Oh - dijo Christian sarcásticamente- Si Avery está de acuerdo, entonces tiene que estar bien.

El carácter de Lissa se elevo.

- ¿Qué se supone que significa eso? Pensé que te gustaba ella.

- Me gusta. Pero no me gusta como estas confiando más en ella últimamente que en mi.

- Tu no tenías problemas conmigo confiando en Rose.

- Avery no es Rose - grito Christian frustrado.

- Lo se ella es mas divertida y mejor, no trata de parecer algo que no es jugando a ser responsable todo el tiempo…

Él sacudió la cabeza.

- Mira, realmente no quiero ir ya a cenar. Solo necesito pensar.

- Yo no lo sé. Más tarde.

Él se fue sin decir palabra. Lissa se le quedo mirando, atónica cuando él salió del vestíbulo. Ella quería arrogarse a él, rogarle que volviera y la perdonara. Había demasiada gente alrededor, sin embargo ella se negó a hacer una escena, o una intrusión en su espacio. En su lugar, fue al único recurso que le quedaba: Avery.

- No esperaba verte de nuevo - dijo Avery, abriendo la puerta de su habitación - ¿Qué estas…, Dios, ¿Qué te pasa?

Lissa entro y le contó toda la historia. Con un montón de lagrimas y casi histérica, Lissa le contó todo lo que había sucedido con Christian.

- Yo no sé lo que quería decir. ¿Quiere el romper? ¿Va ha venir hablar conmigo más tarde? ¿Debo ir a él? - Lissa se cubrió la cara con las manos - Oh, Dios. Tu no crees que hay algo entre él y Jill, ¿verdad?

- ¿Jailbait? No - exclamo Avery - Por supuesto que no. Mira, tienes que calmarte. Estas enloquecida.

La ansiedad se veía en las líneas de la cara de Avery, y ella fue a buscar un vaso con agua. Entonces, reconsiderando, se sirvió un vaso de vino en su lugar. Sentada sola, Lissa sintió sus emociones silvestres atormentándola. Odiaba lo que había echo.

Se sentía como que algo andaba mal con ella. Primero me había alejado a mi, y ahora a Christian. ¿Por qué no podía mantener a sus amigos? ¿Qué necesitaba? ¿Se estaba volviendo loca realmente? Se sentía fuera de control y desesperada. Y ella…

¡Bam! De repente y sin previo aviso, fui empujada fuera de la cabeza de Lissa. Sus pensamientos desaparecieron por completo. Yo no la había dejado por elección, ni había sido hecho por algo de mi cuerpo. Y no sabía, y no me gusto nada de eso. Lo que había ocurrido, además de la sensación de ser empujada, había experimentado otra sensación extraña.

Era como un aleteo, como si alguien hubiera llegado y me hubiera hecho cosquillas en mi mente. Había tenido breves momentos de destellos cálidos y fríos, y entonces todo se había detenido una vez que estaba fuera de su cabeza. Me había sentido invadida.

Me quede en la habitación sola, volviendo a mis pensamientos. Nunca, nunca me había pasado eso. Esto había sido como…. como una fuerza física. Al igual que una pared de vidrio o de un campo de fuerza que de repente se cierra delante de mí y me empuja hacía atrás.

Una vez mas me quede preguntándome si había sido una potencia exterior, o había venido de mí. ¿Pero que había sido? ¿Habría sido Lissa?¿Había cambiado eso? ¿Ella me había echado? ¿Tenía sus sentimientos girando tan fuerte que no tenía lugar para mí?

Sin mencionar que estaba un poco, más bien demasiado dolida y enfadada en estos momentos con ella, y está vez no tenía que ver nada con la oscuridad. Tenía que ver con el hecho de que Lissa había elegido a Avery en vez de a mi para ir a hablar de sus problemas amorosos.

Claro que en este caso yo no tengo nada de que reclamar puesto que jamás le había hablado a ella de mi relación con Dimitri, pero aún así dolía el hecho de que su primer pensamiento fuera ir en busca de Avery en vez de venir a verme como normalmente lo hacía.

Me quede sentada en medio de mi habitación. No tenía ni idea de cómo sentirme con respecto a esto, Lissa y yo siempre habíamos sido como hermanas, nos habíamos contado nuestros secretos, y nos conocíamos también una a la otra fuera por la conexión o no. Además estaba tan acostumbrada a que ella dependiera de mi que el imaginar que tenía a otra persona ahora me hacía sentir peor.

Pero ahora no solo era ella la que no solo me contaba sus cosas o venia a mi, yo también le había ocultado cosas, le había ocultado lo mió con Dimitri. ¿por qué no me atrevía a decírselo? Y me sentía mal porque ella no estuviera conmigo y no valorara el esfuerzo que estaba haciendo ahora por ser su guardián oficial tal como sus padres lo habían querido.

Con estos pensamientos en mi cabeza me fui a mi cama olvidándome de la ducha y la cena hasta que me quede dormida.

A la mañana siguiente corría por lo tarde que iba como siempre hacía el gimnasio. Tuve un ligero “déjà vu” cuando oí a muchos de los alumnos murmurando mientras pasaba a su lado, me recordó a cuando Mia invento los rumores acerca de mi y la gente hablaba a mis espaldas, solo que está vez no había hecho nada malo, que yo supiera.

Llegue al gimnasio y nada mas puse un pie en el se hizo el silencio de los pocos novatos que se encontraban ahí, camine hacía donde Dimitri se encontraba y lo vi con la expresión más seria que nunca. Apenas iba a preguntar que era lo que ocurría cuando él hablo.

- Rose - dijo asintiendo con su rostro de guardián puesto - Sígueme por favor.

No dije nada y lo seguí fuera del gimnasio, comenzó a caminar y fui tras él hasta que llegamos a la oficina de Alberta. Esto me asusto porque en verdad yo no había hecho nada, y no tenía ni la mas remota idea de porque todos nos miraban y susurraban cosas.

Una vez dentro de la oficina Alberta me hizo una seña para que me sentara y Dimitri se quede junto a mi pero en vez de sentarse solo estaba parado como cualquier guardián normal estaría trabajando.

- ¿Qué es lo que está pasando? - pregunte mirando a ambos.

- Rose, anoche después del toque de queda un grupo de alumnos entro a la biblioteca y causo grandes destrozos - dijo mirándome seria, seguramente me culparía de algo que yo no hice, pero antes de que pudiera proclamar mi inocencia Alberta continuo - Causaron daños a la propiedad, no se si ya lo habrás notado, pero estos alumnos venían ya de una fiesta en la que todo parece indicar que el alcohol estaba incluido.

Apenas iba a abrir la boca para defenderme de esto, cuando todo vino a mi, no me estaba acusando de nada, pues todos los guardianes saben que existen las fiestas clandestinas en la academia y siempre y cuando no fuera entre semana, hubiera alcohol o en este caso ‘daños a la propiedad’ entonces estaba bien.

- Tal vez pienses que una fiesta clandestina y un poco de daños en la biblioteca no sea tan grave, y en algunos casos divertirse un poco no lo es, siempre y cuando sea diversión sana pues créeme que entendemos que sea el ultimo año y existe mucha presión en estos momentos.

La mire aún sin comprender. Pero en está ocasión note la preocupación de Alberta pero no era por mi, si no mas bien por…

- Lissa - sentí mi boca golpear el suelo cuando exclame sorprendida.

- Ella tiene suerte de haber tenido un record y un expediente impecable hasta ahora sabes, en otros casos esto hubiera llevado a una expulsión inmediata.

En otras palabras si hubiera sido yo, ya no estaría aquí. Ignore su comentario y pregunte.

- Pero aún no entiendo, si esto tiene que ver con Liss, porque yo estoy aquí.

- Estamos preocupados por la princesa Rose, como ya dije ir a una fiesta no es malo siempre y cuando la diversión sea sana, si fuera la primera vez que escuchara acerca de esto lo dejaría pasar con solo una detención, pero desde que comenzaron las clases he tenido varias quejas de profesores y guardianes por igual.

Recordé como apenas una semana atrás Lissa había sido castigada por Celeste al sorprenderla intoxicada y fuera del toque de queda, y está semana apenas y se había presentado en clases.

- El guardián Belikov me hablo de las… preocupaciones que ambas tienen acerca de el espíritu, y debido a que es un elemento completamente nuevo no sabemos nada de las consecuencias que este causa, como la depresión o la oscuridad - hizo una pausa y me miro - Yo misma he sido testigo de cómo la oscuridad se apodero de ti una vez y debo admitir fue… alarmante.

La mire, no sabía si se refería a mi sed de venganza contra Jesse, o al más reciente en el día anterior a mi cumpleaños.

- Algo que me queda muy claro es como en algunos casos los usuarios del espíritu optan por el alcohol en vez de los medicamentos. Y esa es la razón por la que he pedido al guardián Belikov que te llamara. Pues no solo fue alcohol y destrozos si no que además estuvo a punto de entrar a la piscina en el estado intoxicado en el que se encontraba.

La mire todavía más sorprendía, en estos momentos no creí que estuviéramos hablando de la misma ‘princesa’, pero algo dentro de mi no se sorprendía mucho por las nuevas actitudes de Lissa y eso me asusto. Me gire a mirar a Dimitri, pude ver la preocupación de sus ojos auque no sabía si era por Lissa o por mi. Mire nuevamente a Alberta.

- Está mañana la princesa ha tenido una cita con Deidre la consultora, la recuerdas ¿verdad?

Nuevamente asentí sin encontrar palabras, recordando a mi antigua consultora de cuando todos pensaban que yo me estaba volviendo loca tras la muerte de Mason.

- Bien la reunión no fue la planeada, la princesa se negó a admitir que tiene un problema bastante serio y también a comenzar nuevamente con medicamentos, sin mencionar que su actitud no era algo a lo que estamos acostumbrados de ella - dijo algo molesta - Su actitud no nos ayuda mucho para poder ayudarla y no sabemos que es lo que está causando todo esto. Es por eso que te pido que hables con ella Rose, tu eres su mejor amiga y ella confía en ti, hazle saber que lo que está haciendo está mal, y que tarde o temprano sus detenciones pueden acabarse y pueden llevarla a la expulsión.

La mire una vez más sin saber que decir. Esto quería decir que el problema de Lissa era peor de lo que pensaba, pues ya para la consultora y los guardianes pidieran mi ayuda esto tenía que ser muy grave.

- Voy a tratar de hablar con ella, pero debes de saber que últimamente ella y yo… hemos tenido algunas diferencias.

Asintió.

- Bien, lamento eso - dijo poniéndose de pie - El guardián Belikov me hablo de sus amigos que estarán un tiempo aquí en EUA y como planeaba hacerles una rápida visita, auque estos momentos son difíciles en cuanto a la escuela se refiere doy permiso de que vayas con el guardián Belikov. La princesa podrá ir también si así lo desea, supongo que pueden partir está misma noche o mañana por la mañana.

- Bien - dije dirigiéndome a la puerta para salir de la oficina - Le preguntare a Lissa.

De camino a su habitación podía sentir los murmullos, pero está vez sabía de que se trataban y no eran por mi sino por Lissa. Apenas iba doblando la esquina para su edificio cuando la oí gritar, pero no era a mi por quien gritaba.

- ¡Christian! - volvió a gritar, y vi como corría a su lado.

Él freno, mirándola con cuidado.

- ¿Qué quieres?

Wow, eso había sido demasiado rudo, incluso para alguien como Christian. Decidí quedarme en la esquina esperando curiosa a que terminar de hablar y se reconciliaran.

- ¿Qué quieres decir con, qué quiero?

Pude sentir a través de la conexión los deseos de Lissa de querer tirarse en sus brazos y que él le dijese que todo estaría bien. Ella estaba disgustada y abrumada y llena de oscuridad… pero había un pedazo de vulnerabilidad que desesperadamente lo necesitaba.

- No he podido encontrarte desde ayer…

- Solo he estado… - su cara se oscureció - No lo sé. Pensando. Además, por lo que escuche, no has estado muy aburrida.

No era de sorprenderse que todos supieran sobre lo de anoche. Ese tipo de cosas se esparcían como el fuego en la Academia.

- No fue nada - ella dijo.

- Ese es el problema - contesto - Todo es nada últimamente. Todas las fiestas. Besarte con otros chicos. Mentir.

- ¡No he estado mintiendo! - exclamo ella - ¿Y cuando vas a superar lo de Aarón?

- No me estabas diciendo la verdad. Es lo mismo.

- Simplemente no puedo con esto. No puedo ser parte de ti volviendo a la niña real haciendo locuras con tus amigos reales.

Aquí esta el problema. Si Lissa hubiese elaborado sus sentimientos más, en cuanto a como su culpa y depresión la estaban comiendo y haciéndola girar fuera de control… bueno, creo que Christian hubiese estado ahí para ella en un instante.

A pesar de su exterior cínico, tenía un buen corazón y Lissa era dueña de la mayor parte. O al menos así solía ser. Ahora todo lo que él podía ver era a ella siendo tonta y vacía, y volviendo a un estilo de vida que él desaprobaba.

- ¡No soy así! - exclamo ella - Es solo que… no lo sé. Se siente bien dejarse llevar.

- No puedo hacerlo - dijo él - No puedo estar contigo si esa es tu vida ahora.

Sus ojos y los míos se agrandaron.

- ¿Estas rompiendo conmigo?

- Yo… no lo sé. Si, supongo que si.

Lissa estaba tan consumida por el shock y el horror de esto que no veía a Christian como yo, no veía la agonía en sus ojos. Lo destruía tener que hacer esto. A él le dolía también, y todo lo que podía ver era a la chica que él amaba cambiando y convirtiéndose en alguien con quien no podía estar.

- Las cosas no son como solían ser.

- No puedes hacer eso - ella lloro. Ella no veía su dolor. Lo veía como cruel e injusto - Necesitamos hablar de esto, encontrar una solución.

- El momento de hablar paso - él argumento - Deberías de haber estado lista para hablar antes, no ahora, no cuando las cosas no están saliendo como tu quieres.

Lissa no sabía si quería gritar o llorar. Solo sabía que no podía perder a Christian.

- Por favor, no hagas esto - rogó - Puedo cambiar.

- Lo siento. Simplemente no veo evidencia de eso.

Se volvió abruptamente y se alejo caminando, me oculte para que él no me mirara y una vez que se fue corrí para abrazar a Lissa.

- Liss, ¿estas bien? - pregunta estúpida lo se, pero se suponía que yo no había estado espiándolos.

Sentí sus emociones nuevamente, para ella la partida de Christian era dura y fría. Pero de nuevo, yo había visto angustia en sus ojos. Creo que se fue porque sabía que si se quedaba, no iba a poder continuar con su decisión, esta decisión que dolía pero él sentía que era correcta.

Negó la cabeza y comenzó a llorar desconsoladamente, la apreté contra mi y nos dirigimos a su habitación, pues a estas alturas ya había uno cuantos mirando la escena y lo ultimo que me faltaba eran más gente hablando de Lissa. Llegamos a su habitación, Lissa llorando se tiro en su cama mientras yo me sentaba a su lado y le acariciaba el pelo.

- Odio a Jill - dijo furiosa luego de un rato - Todo es culpa suya y de su bocota.

- No creo que haya sido todo su culpa, además…

- ¿Qué, ahora tu vas a decirme "te lo dije"?

- ¿Qué? - la mire sorprendida

- Me vas a decir algo como: te lo advertí, no es así - dijo empujando mi mano para sentarse.

- De que diablos estas hablando.

- Tu también me habías dicho que hablara con él o él se podría enojar mucho conmigo cuando se enterara, y como no te hice caso y ahora pasa esto, debes de estar…

- Solo cállate quieres - dije poniéndome de pie - No es mi culpa que Christian haya terminado contigo, tampoco es de Jill o de cualquier otra persona. No te das cuenta estas tan ocupada pensando en donde va a ser la próxima fiesta que no te das cuenta de lo que pasa a tu alrededor. Tenía razón, ¿sabes? Tu no estas más que actuando como una tonta y caprichosa niña real.

Pude ver en sus ojos la oscuridad aumentando y como me miraban llenos de odio, así es odio, pero había algo mal con eso, no se parecía en nada a la Lissa que era mi mejor amiga, era como si fuera otra persona completamente diferente.

- Estabas espinando, no tienes derecho, porque no me dejas en paz…

- No estaba espiándote - está bien pequeña mentira, pero no iba a admitírselo - Venia de camino a tu habitación para buscarte.

- A sí, no me digas, ya se venias a regañarme por la pequeña fiesta de anoche - dijo gritando y apretando la almohada tanto que creí que la rompería - Pues sabes que no me importa, existe una razón por la cual no te invite…

- Si solo te callaras 5 segundos y me dejaras hablar - ahora ambas estábamos gritando - Vine para decirte de un viaje que Dimitri…

- No me digas otra de tus estúpidas pruebas, pues no me importa a donde vayas, por mi vete a china y no regreses ya no quiero que seas mas mi guardiana, porque diablos alguien querría a alguien tan aburrido como tu…

La puerta se abrió, y porque no lo único que faltaba.

- Lissa estas bien, oí lo que paso con Christian - dijo Avery ignorándome y corriendo a abrazarla.

Y de nuevo el drama regreso y Lissa comenzó a llorar de nuevo, mientras Avery la consolaba sentándose en la cama junto con ella. Me quede ahí parada viéndolas a ambas, solo hizo que todo el enojo aumento.

- No puede hacer esto - dijo Lissa entre - No me puede hacer esto.

- Esta enojado - dijo Avery - No esta pensado. Espera a que se enfrié, y va a volver.

- No lo sé. No se si lo hará. Oh Dios. No puedo perderlo. Estoy tan confundida… No sé que hacer.

- Lissa no vas a perderlo - por fin volví a hablar - No te das cuanta que él solo necesita tiempo, a él también le duele todo esto.

Volvió a mirarme enojada.

- ¿A, sí? ¿y cómo lo sabes? - el drama se había ido.

- Porque lo vi, vi como le dolía cuando…

Se puso de pie tan rápido que me asusto por lo que di un paso hacía atrás.

- Dijiste que no estabas espiando - me acuso furiosa.

- Porque no lo estaba haciendo, te dije que iba a buscarte para…

- Si lo se el estúpido viaje - dijo interrumpiéndome.

- ¿Viaje? - pregunto Avery emocionada - ¿Cuál viaje?

- Ninguno emocionante, al parecer Rose me abandonara de nuevo para irse con el guardián Belikov a lo que seguramente será otra de sus aburridas pruebas.

- Te vas de nuevo Rose - interrumpió Avery - Últimamente el guardián Belikov y tu están saliendo mucho - hizo énfasis en la palabra saliendo y yo me puse pálida, estoy segura de que todos lo colores de mi cara pasaron a blanco.

Trague saliva y la mire, iba a responderle con un comentario al estilo Rose Hathaway cuando Lissa interrumpió.

- ¿Por que dices eso? - miro a Avery curiosa, genial yo no había sido la única en entender el doble significado de sus palabras.

- Era un simple comentario inocente, pero al parecer Rose no lo cree así por la forma en la que palideció cuando lo dije - parecía más que divertida.

Lissa me miro un poco de la antigua Lissa estaba volviendo a ella, y supongo que mi cara lo decía todo porque a través de la conexión pude sentir un millón de pensamientos que se arremolinaban en su mente mientras me estudiaba.

Ella evaluó las palabras de Avery, mi cara, mi reacción. Y así, ella finalmente lo consiguió. Finalmente comprendió lo que sentía por Dimitri, que esto era más que una unión mentor/estudiante.

Sentía la luz del conocimiento en su mente. Conexiones innumerables de repente vinieron reuniéndose para ella: comentarios que yo había hecho, maneras en que Dimitri y yo actuábamos alrededor uno del otro… todo tuvo sentido para ella ahora. Las cosas que habían sido demasiado ciegas para notar.

- ¿Es verdad, tu y Belikov? ¿Por qué no me dijiste? ¿Por qué nunca me dijiste acerca de ustedes?

- No le podía decir a nadie – trate de defenderme, pues ya no tenía caso el negarlo, aunque no podía dejar de notar que me sentía demasiado aliviada.

- Se supone que soy tu mejor amiga Rose. Hemos pasado por todo juntas, ¿de verdad crees que yo se lo hubiera dicho a alguien? Yo hubiera guardado tu secreto.

Yo mire al suelo.

- Se que lo hubieras hecho. Yo solo... no se. No podía hablar sobre eso, no puedo explicarlo - era bueno tener a la antigua Lissa con la cual poder hablar como gente civilizada, pero asi como había vuelto, la antigua Lissa se fue y otra vez comenzaron los gritos.

- No puedo creer que no hayas confiado en mi, claro tu tienes todo el derecho de espiarme pero al parecer yo no puedo saber nada de tu vida, jamás me lo ibas a decir ¿verdad?, ¿dime porque diablos debo seguir llamándote mi amiga si me ocultas cosas? Y como ya te había dicho no quiero tener de guardián a alguien como tu.

Lo que decía se parecía mucho a cuando Adrian hablaba de cosas sin sentido, está no era ella era la oscuridad, pero eso no quería decir que no estuviera enojada.

- Otra vez vas con eso, ¿qué es lo que está pasando contigo?

- No lo se, tal vez la que decía ser mi mejor amiga me ha mentido siempre y ahora mi novio me ha dejado.

- Sabes que es imposible siquiera tratar de tener una conversación contigo, nos vemos luego Liss.

- Si como quieres - dijo rodando los ojos - que te diviertas mucho con el guardián Belikov, pues por lo visto lo prefieres mejor a él que a mi.

- No empieces con tus dramas de nuevo - dije debatiéndome entre irme o seguir gritando mientras me acercaba a la puerta - No lo prefiero a él, esa es la razón por la que va a ser reasignado para que yo pueda ser tu guardián, o al menos esa era la razon pero ahora ya ni siquiera soporto estar en la misma habitación que tu ni siquiera quiero ser mas tu guardián, cuando me gradué voy a pedir trabajo en el mismo lugar donde está Dimitri.

- Los amigos no se abandonan. Si tu fueras mi amiga no lo harías - respondió ella - No te soporto, eres una hipócrita sabes, algunas veces desearía no haberte salvado nunca y que estuvieras muerta.

Creo que el tiempo se detuvo cuando Lissa dijo eso, pero en cuando me recupere me gire hacía ella, y la rabia en mi exploto.

- Sabes, no se trata de ti. No el viaje, no esto. Toda mi vida, Lissa, toda mi vida, ha sido lo mismo. Ellos son primero, Yo he vivido mi vida para ti. He entrenado para ser tu sombra, ¿pero sabes qué? Estoy cansada de cuidar a todos los demás y de poner a un lado lo que quiero. Dimitri y yo estamos juntos y no me importa lo que pienses - dije acercándome mas a la puerta - Y para que lo sepas el viaje es porque creemos haber encontrado a otro Moroi que también es usuario del espíritu y tiene una conexión como la nuestra con otro dhampir, pero no te preocupes en cuanto los vea pediré que me ayuden a deshacerme de está estúpida conexión.

Después de decir eso salí de su habitación y me dirigí a buscar a mi dios ruso.

CdHS - Capítulo 30


Tenía frió cuando me desperté. Abrí los ojos y vi que la habitación donde estaba se encontraba oscura. Eran las 6:30 de la mañana según el reloj que estaba a mi lado. ¿Por qué diablos estaba despierta a está hora?

Me gire para buscar a mi Dios Ruso pero no lo encontré. Tenía demasiado sueño así que ya me preocuparía por buscarlo después. Me volví a acurrucar entre las sabanas y cerré los ojos para volver a dormir.

Lissa y los otros iban de regreso de la Corte a la Academia. La fría luz de la mañana había hecho que Lissa se sintiera estúpida por los acontecimientos de tanta fiesta.

Bailar sobre una mesa no fue la peor cosa del mundo, pero mirando hacía tras otras partes de las fiestas que habían pasado ese fin de semana en su vida social con Avery le hizo preguntarse que se le había metido. A veces, ni siquiera se sentía como ella. Y el beso con Aarón… bueno, eso era una culpa completamente diferente, consecuencias de la materia.

- No te preocupes - le dijo Avery en el avión - Todos hacemos cosas estúpidas cuando estamos borrachos.

- Yo no - se quejo Lissa - Esta no soy yo, tal vez Rose tiene razón.

A pesar de esta afirmación, Lissa había estado de acuerdo con tomar mimosas con champán mezclado con jugo de naranja en el viaje de vuelta. Avery sonrió.

- Yo no tengo nada con que compararlo. Tu te veías bien para mí. Pero entonces, tu no estabas tratando de escapar con un humano o un Moroi no real.

Lissa le devolvió la sonrisa, y sus ojos fueron a Jill, sentada un poco por delante de ella en el avión. Adrian había hablado con la muchacha antes, pero ella estaba ocupada con un libro ahora, su mayor preocupación era la de mantenerse alejada de Reed.

Él se sentó de nuevo con Simon, y Lissa se sorprendió un poco al ver al guardián mirando con recelo a Jill. Tal vez Reed le dijo a Simon que la joven era algún tipo de amenaza.

- ¿Estas preocupada por ella? - pregunto Avery, después de seguir la mirada de Lissa.

- No es eso… no puedo quitarme de la mente la forma en la que ella me miro esa noche.

- Ella es joven. Creo que es fácil de asombrar.

Lissa suponía que eso era cierto. Sin embargo, joven o no, había algo claro y honesto en lo que le había dicho Jill. Le recordó a Lissa algo que haría yo. Y Lissa no podía estar tranquila sabiendo que alguien pensaba mal de ella. Lissa se puso de pie.

- Ya vuelvo - le dijo a Avery - Voy hablar con ella.

Jill estaba obviamente sorprendida cuando Lissa se sentó a su lado. La joven muchacha puso un marcador en lo que estaba leyendo, y no importaba como ella se sintiera la sonrisa que le dio a Lissa era autentica.

- Hey.

- Hey - dijo Lissa.

Ella no había tenido muchos mimos en su vida y aún no controlaba el espíritu suficientemente bien como para ver el aura de Jill. Era como una cerceta azul, con intercalados de púrpura y azul más oscuro. Bueno, colores fuertes.

- Mira, yo quería disculparme por lo que paso anoche… lo que dije…

- Oh - dijo Jill ruborizándose - Está bien, de verdad. Quiero decir, las cosas se pusieron un poco locas, y sé que no estabas pensando correctamente. Al menos, yo no creo que lo estuvieras. Realmente no lo sé. En realidad nunca he tomado, así que no puedo decir.

Jill estaba nerviosa como siempre haciendo que ella asilara entre el senderismo y el silencio.

- Si, bueno, debería de haber pensado bien las cosas antes de llegar a esta situación. Y de verdad lo siento mucho por lo que sucedió con Reed - Lissa bajo la voz - No tengo ni idea de lo que paso allí…, pero se que no está bien, lo que hizo y te dijo.

Las dos se encontraron estudiándolo. Él estaba profundamente metido en su libro, pero de repente, como si pudiera sentir que alguien lo miraba, su mirada se volvió hacía Jill y Lissa. Las miro y de inmediato desvió la mirada.

- Eso definitivamente no fue tu culpa - dijo Jill - Y, sabes, Adrian y Rose estaban ahí y todo. Así que resulto todo bien.

Lissa estaba trabajando para mantener una cara seria. El guardián Belikov había ido está mañana a decirle que Rose no se iría está mañana con ella a la academia y Adrian estaba sentado fuera de su vista, pero si no hubiera sido así, Lissa tenía la sensación de que Jill lo estaría mirando.

Adrian estaba haciendo lo suyo mirando un poco a Avery últimamente, y Lissa podía ver que Jill no iba a dejar el papel de pequeña hermana de él. Sin embargo, parecía evidente que Jill estaba desarrollando un pequeño flechazo. Era lindo, y aunque Lissa sabía que era estúpido por su parte, no podía de dejar de sentir un poco de alivio de que Adrian fuera el objeto del afecto de Jill y no Christian.

- Bueno, tengo esperanza de tener mejores opciones - dijo Lissa - Y espero que nadie piense mal de mí.

- Yo no - dijo Jill - Y estoy segura de que Christian tampoco.

Lissa frunció el ceño, confundida por un momento.

- Bueno… no hay razón en hacer que él se sienta mal. Fue un estúpido error, voy a tratar con él.

Ahora Jill frunció el ceño. Ella dudo antes de hablar, el viejo nerviosismo regreso.

- Pero tienes que hacerlo. Tu tienes que decirle la verdad, ¿cierto?

- No es de gran cosa - dijo Lissa, sorprendida por lo defensiva que se sentía de repente. Una ira imprevisible comenzó a levantar en su cabeza.

- Pero… ustedes tienen una relación seria… ustedes tienen que ser siempre honestos, ¿no? Quiero decir, no puedes mentirle a él.

Lissa hizo rodar sus ojos.

- Jill, no has estado en una relación seria, ¿verdad? ¿Has incluso alguna vez tenido una cita? - dijo Lissa enojada - No le estoy mintiendo. Solamente no le estoy diciendo cosas que van hacer que él se vuelva loco sin ningún motivo. No es lo mismo.

- Lo es - argumento Jill. Me di cuenta de lo mucho que le costó a ella contestarle a Lissa, pero admitiré su valentía. - Él tiene derecho a saber.

Lissa suspiro irritada y se levanto.

- Olvídalo. Pensé que podíamos tener una conversación de adultos, pero aparentemente no.

La mirada fulminante que le dio ella hizo que Jill se encogiera de hombros.


Alguien me agitaba un poco y comencé a escuchar mi nombre.

- Roza, despierta - era ese hermoso asentó ruso, pero lo ignore.

- No, vete - dije y me sumergí en las sabanas para volver a dormir.

- Vamos hermosa - dijo tomando las sabanas - Ya es tarde y tengo algo que mostrarte, despierta.

Se oía emocionado, pero aún así no le hice caso y me enrede aún más entre las sabanas.

- No es cierto, son las 8.

- No - dijo negando la cabeza tratando de quitarme las sabanas de la cabeza - Ese reloj está mal.

- Tu estas mal - dije tratando de darme vuelta, pero el brazo de Dimitri no me lo permitía - Déjame.

- Ya casi son las 11 - dijo abrazándome y quitando el pelo de mi cara - Levántate, voy a buscar algo para que desayunes y cuando regrese espero que ya estés despierta.

Me soltó. Rápidamente me volví a enredar y sumergir entre la sabanas. Lo oí suspirar y murmurar un "hablo en serio", cuando oí la puerta de la habitación cerrándose.

Me debatí entre si hacerle caso y levantarme, o volver a dormir; acabe levantándome luego de unos minutos. Me dirigí a al baño y tome una rápida ducha, cuando salí Dimitri ya se encontraba en la pequeña mesa que había en la habitación.

- ¿Qué hay de desayunar camarada? - pregunte sentándome en una de las sillas que estaban a un lado de él.

Me paso un plato que tenía fruta con un poco de yogurt lo mire con cara de “en verdad crees que voy a comer esto.” Levanto una ceja y me miro. Negué la cabeza y mire buscando verdadera comida pensando que era broma. Él suspiro.

- Solo por una vez en lo que va del viaje deberías de comer algo nutritivo - dijo volviendo a guardar la comida y poniéndola en el pequeño mini-refrigerador - Ven vamos te comprare unas donas.

¡Donas! Él se puso de pie negando la cabeza y lo seguí corriendo para tomar su mano como una pequeña niña feliz que va a salir a comprar un helado. Pero claro que no duro mucho porque una vez que estuvimos fuera de la habitación tuvimos que ser cuidadosos de no ser vistos por nadie y aparentar ser mentor/alumna.

Odiaba eso, pero estaba feliz de poder estar con Dimitri. Caminamos en nuestro cómodo silencia hasta llegar a una de las pequeñas cafeterías que había en la corte. Tomamos una mesa y yo pedí unas donas con un chocolate caliente para desayunar, Dimitri solo negó la cabeza y pidió un café para él.

- Ese no es desayuno - dijo viendo como sumergía mi dona en el chocolate.

- Si lo es - le dije volteándolo a ver seria - Dime camarada, ¿quién desayuna fruta con yogurt?

- Yo lo hago - dijo mirándome divertido.

Lo ignore y seguí entretenida comiendo mi dona. Cuando por fin acabe mi desayuno, seguí a Dimitri, quien caminaba demasiado rápido, casi corriendo, a través de las calles.

- ¿Qué pasa camarada? ¿a dónde vamos?

- Hay algo que quiero mostrarte - dijo con un brillo en los ojos.

Nos detuvimos en uno de los edificios que estaban en las orillas de la corte y cerca de donde comenzaban los árboles, seguí a Dimitri adentro cuando saco una llave de su bolsillo y abrió la puerta. No tenía idea de lo que pasaba o a de que se trataba todo esto, pero lo seguí.

Subimos las escaleras hasta llegar casi al ultimo piso, no había muchos tal vez unos 7, y una vez más abrió otra puerta y ambos entramos a un departamento. Dimitri se giro para verme emocionado, yo lo mire confundida, hasta que después de unos pocos momentos capte.

- ¿Te gusta? - pregunto tomándome de la cintura, adentrándonos más en el departamento.

Asentí, girándome para ver el apartamento mejor. No era muy grande sin embargo tenía grandes ventanas que lo hacían ver amplio y con mucha luz, y además tenía una gran vista al bosque, y gracias a la luna este se veía hermoso.

En donde nos encontrábamos bien podría ser la sala-comedor, había una pequeña isla que podría ser también usada como mesa y se podía ver la cocina. Al igual que lo demás no era muy grande, pero de todos modos no es como si yo cocinara.

Había cuatro puertas más, una de las cuales era un baño. Cada habitación tenía diferentes vistas, de la corte o el bosque. Dimitri ya tenía planeado lo que seria cada una de ellas. Me explico como una seria una sala donde podríamos ver la televisión y tendríamos un gran librero para sus libros, de hecho dijo nuestros pero obviamente yo no tenía.

Nuestra habitación era la que tenía baño propio. La vista que teníamos en está era de la tranquilidad de la corte, y era la habitación más amplia y con más luz. En la otra puerta claramente podía haber estado otro cuarto, pero para Dimitri y para mi seria nuestro pequeño gimnasio donde podríamos entrenar una vez que ya no estuviéramos en la academia.

- Se que prometí que iríamos a buscar juntos un departamento, pero me llamaron está mañana para mostrarme este - dijo mirándome con tanto amor en sus ojos que sentí que me derretiría - No está muy lejos de los edificios reales, que es donde la Reina tiene planeado viva Lissa, y tampoco queda lejos de donde trabajare yo. Además tenemos el bosque cerca… Pero si no te gusta podríamos ir a buscar otro, aún no he firmado nada y les podría decir que…

Lo bese para que se callara, pues estaba empezando a decir cosas sin sentido. Se sorprendió al principio pero pronto se relajo y me respondió el beso.

- No quiero otro departamento camarada - dije separándome de él para poder respirar - Este es perfecto.

- Me alegra tanto que te haya gustado Roza - dijo sonriéndome y volviendo a besarme.

lunes

CdHS - Capítulo 29


- Aún sigo sin saber porque no puedo manejar - me queje como por quinta vez.

Íbamos de regreso a la corte. Yo estaba feliz, pudimos ser normales por unas horas cuando estuvimos en el cine.

Escoger la película fue divertido, porque obvio Dimitri quería ver una de la que jamás había oído nadie pero tenía vaqueros y era del viejo oeste, yo quería ver una de acción y la señorita que nos atendía sugería una romántica. Claro que Dimitri y yo la habíamos mirado como si estuviera loca y seguimos discutiendo.

Al final acabamos viendo una malísima que se supone era de miedo, habíamos comprado palomitas, que se acabaron antes de que los cortos empezaran. La película había estado malísima pero aprendí una cosa de los humanos, ellos van al cine a besarse y no a ver la película, literalmente.

Habíamos estado rodeados en su mayoría por parejas que solo se besaban en vez de mirar la pantalla, y obvio yo hice lo mismo y comencé a besar a Dimitri. Claro que aunque me respondía los besos, enseguida se apartaba, con lo serio que era no le hacía mucha gracia que tuviéramos publico.

- Tu ya manejaste de ida - dijo interrumpido mis pensamientos - El regreso me toca a mi.

- Eso no es justo, tu manejas siempre - dije cruzando los brazos.

- Si, pero tu siempre escoges la música - dijo bajando el volumen.

- Porque yo tengo mejores gustos - levanto una ceja - Es verdad, además claramente ambos sabemos que yo manejo mejor.

Volvió a levantar la ceja y me miro con su rostro serio, aunque sus ojos se veían divertidos.

- ¿En serio? No puedes mantener la vista en la carretera por mas de 5 minutos.

- Tu me estas viendo ahora, ¿qué hay de diferencia? - le conteste.

- Qué yo, sí se manejar - dijo y volvió a mirar al frente.

- ¡Yo también! Déjame manejar y veras como soy mejor, además te dejaría escoger la música.

- Es mi turno - dijo y subió el volumen de la música.

Me encantaba hacer a Dimitri repelar, porque sabía que jamás me dejaría manejar o tal vez si, si lo pedía con demasiada insistencia, pero la verdad era que estaba muy cansada y quería descansar un poco.

No volvimos a decir nada más, y prácticamente nos mantuvimos callados por un largo rato en nuestro silencio cómodo, aunque no había mucho pues la música de fondo estaba muy alta. Apenas estaba preparándome para dormir un poco cuando Dimitri volvió a bajar el volumen de la música y hablo.

- He estado pensando en lo que me contaste acerca de no sentir la oscuridad de Lissa - lo mire curiosa sin saber que querría decirme - Conozco a una pareja, vive a unos kilómetros de donde yo vivo en Baia. Creo que pueden tener la conexión que tienen tu y Lissa, pero no estoy seguro.

- ¿Conoces a otro usuario del espíritu? - pregunte sorprendida, pues no había muchos de los que yo supiera.

Hasta ahora solo conocía a tres, Lissa, Adrian y la Señorita Karp, aunque pensándolo bien eran cuatro pues también estaba San Vladimir, pero él no contaba.

- No lo se, ellos son de Rusia, jamás lo había pensado hasta ahora. Como tu, yo también soy nuevo en todo esto del espíritu, pero ahora que lo pienso creo que ellos pueden serlo.

- ¿Ellos? ¿Quién…?

- Es una Moroi, su nombre es Oksana y… - dudo.

- ¿Y? - pregunte.

- Mark, un dhampir… - suspiro - Creo que él puede ser como tú.

Lo mire. Como yo, un ¿Besado por las sombras?.

Él seguía con la mirada fija en la carretera, me incline en mi asiento pensando en lo que me había dicho. Dimitri podía conocer a otro Besado por las sombras, otro como yo. Estaba tan preocupada por ayudar a Lissa a encontrar usuarios del espíritu que jamás creí o pensé en encontrar a alguien como yo.

Saber más de mi, aparte de la información que tenía de Anna, que no era buena y terminaba en tragedia, parecía emocionante sin mencionar que era algo nuevo para mi y podría saber más como se controlaba la oscuridad. Si es que había alguna forma de hacerlo.

- No habría pensado en ellos jamás si no hubiera sido por Yeva que. . .

- ¿Yeva?

- Lo siento olvide que no la conocías - dijo serio - Yeva es el nombre de mi abuela.

- Oh - fue lo único que pude decir.

- Hable hace poco con ella y menciono que estarían aquí unos días, y me recordó acerca de mis buenos modales y los pasara a visitar - hizo una mueca - Ahora me pregunto: Creo que ahora se, o al menos me pregunto: ¿por qué razón Yeva estaba tan interesada en que los fuera a ver?

No dijo nada más y se quede sumido en sus pensamientos. Recordé como me había dicho una vez que su abuela sabía cosas y daba miedo. Me costaba mucho imaginar a Dimitri con una abuela y mucho más con una que al parecer era una bruja.

- Podría hablar con Alberta, ella también están interesadas en saber más del espíritu y ellos serian excelentes para contestar algunas preguntas - dijo nervioso - Si estoy en lo correcto, cuando estén aquí en EUA podemos ir a verlos. Lissa también vendría con nosotros, por supuesto.

Lo mire, aún se veía algo nervioso, sonreí y dije:

- Eso seria genial camarada. Y está vez seria mi turno de manejar.

Rodó los ojos y no me contesto, en vez de eso subió el volumen de la música de nuevo.

Legamos a la corte momentos después, y en el momento que cruzamos las rejas toda mi felicidad se esfumo, no quería estar aquí, quería salir y estar con Dimitri o que Lissa regresara a ser normal para poder pasarla bien sin tener que preocuparme por ella. Por una vez en la vida la que tenía que preocuparse de que ella no hiciera cosas estúpidas era yo y no al revés. Llegamos al estacionamiento.

- ¿Quieres que te ayude con tus cosas? - pregunto apagando el carro.

- Solo tengo una maleta camarada.

Nos quedamos sentados en nuestros asientos sin movernos mirando los edificios que teníamos frente a nosotros. Así como yo, Dimitri no parecía con mucho entusiasmo de estar aquí o de moverse si quiera. Se giro hacía mi y yo levante lentamente la cabeza para mirarlo.

- Se que Lissa y los demás regresan mañana a la academia, y aún tenemos dos días antes de que las clases empiecen de nuevo - dijo quitando un mechón de mi cara y acariciando mi mejilla - Tal vez ya estés harta de la carretera y quieras irte con ella, pero. . .

Lo bese y enrede mis brazos alrededor de su cuello. Él rió respondiéndome el beso, con una mano enredándose en mi cabello y la otra en mi cintura apretándome más a él. Lo cual no era del todo cómodo pues ambos estábamos en un auto.

En estos momentos no me importaba Lissa, ella podría regresar mañana en su avión privado junto con Adrian y Avery ellos le harían compañía. Y no, no estaba celosa.

Como siempre el beso no duro tanto como hubiera querido, pues como siempre tuve que recordar que estábamos en la corte y tenía que aprender a controlarme. Momentos después salimos del auto. Dimitri se despidió de mi diciéndome que iría a su dormitorio a descansar. Suspire y me dirigí al cuarto de Lissa resignada.

Finalmente llegue a su habitación y toque… nada … volví a hacerlo y de nuevo nada. Decidí mandarle un mensaje de texto, y me senté en su puerta a esperar, de vez en cuando daba unos toques a su puerta, pero sabía que no tenía sentido pues no había nadie.

Después de varios minutos sin que Lissa me contestara el mensaje decidí rastrearla por medio de la conexión. No lo había hecho antes porque no sabía con que me encontraría en el estado en el que podría estar.

Había demasiado ruido, música y murmullos era lo único que alcanzaba a escuchar. Todo daba vueltas pero me sentía feliz. A mi lado Adrian y Avery estaban sentados, demasiado juntos diría yo, platicando alegremente. Jill estaba con cara asustada examinando la fiesta.

No podía ver demasiado por lo mareada que estaba pero de alguna manera esto parecía divertido por lo que reí como una loca, Avery se acerco con otra bebida que llamo mi atención. Era diferente a la que había tomado y lo mejor era rosa, me gustaba el rosa.

- No te daré mi bebida, ya has tomado demasiado - me regaño Avery apartando el vaso de mi agarre.

- Estamos festejando de que mañana volvemos al encierro recuerdas, tu lo has dicho: está noche es pura fiesta.

- Si pero te arrepentirás mañana.

- ¿Qué eres mi mamá? Dame tu vaso - dije enojada sintiendo como la oscuridad me invadía pero al momento en que el liquido rosa entro por mi boca está desapareció, aunque no por completo, por lo que seguí tomando hasta que se hubo terminado.

Mire a Avery para exigirle que me diera otra, cuando la mire sus ojos parecían enojados, no mas bien furiosos, supongo que no le agradaba el hecho de que me tomara sus cosas. . .

Sentí una brisa extraña en mi cerebro y algo me expulso de la mente de Lissa. Un escalofrió me recorrió el cuerpo. ¿qué diablos había sido eso? ¿Cómo sigue haciendo Lissa para sacarme de su mente?

Bueno al menos ahora tenía una pequeña idea de donde estaba o mas bien no, todo había sido borroso. Estaba demasiado cansada que por un momento decidí quedarme dormida en la puerta, ya me despertaría cuando regresara. Recordé el “vamos a estar de fiesta toda la noche” y me puse de pie, suspire agarrando mi maleta.

Me dirigí a la recepción. Para ser uno de los lugares más seguros, la corte no tenía muy buen personal. El escritorio estaba vació y no había nadie cerca, usando mis habilidades ninjas salte al escritorio y busque en la computadora.

La puerta se abrió y comencé a oír voces por lo que me arrastre hasta llegar a las escalera y subí nuevamente corriendo para que nadie me viera. Aunque no creo que importara mucho pues no estaba en la escuela y técnicamente podía hacer prácticamente lo que quisiera al no tener toque de queda. Pero de está forma parecía más divertido.

Llegue a una puerta que estaba en el otro extremo de la habitación de Lissa, y unos pisos más arriba. Toque al igual que la vez pasada nada, volví a tocar está vez mas desesperadamente y sin dejar que mi mano descansara hasta que la puerta se abriera. Por fin la puerta se abrió, y un Dios ruso que no se veía nada contento apareció.

- ¿Qué. . .

- Rápido camarada no hay tiempo - dije pasando a un lado de él para meterme a su habitación cuando unas voces lejanas se empezaban a escuchar.

Una vez que entre Dimitri cerro la puerta y me miro. Parecía a punto de irse a dormir después de haber tomado una ducha, pues en su cabello aún se podían ver pequeñas gotas de agua. No se veía muy feliz, parecía enojado.

- Lo siento - dije mirando al suelo - No tenía a donde ir, Lissa no estaba en su habitación, está borracha en alguna fiesta y cuando estuve en su mente ella me… creo que me hecho… y yo estoy cansada…

No lo oí moverse, pero sentí unos brazos a mi alrededor apretándome fuertemente a su pecho. Lo abrace también y enterré mi cabeza en su pecho inhalando el olor a su aftershave que me encantaba.

- ¿Puedo quedarme aquí? - pregunte con mi cabeza aún enterrada en su pecho.

- Claro que puedes Roza - contesto.

Sonreí y me separe de él para mirarlo.

- Sabes camarada, de repente, estar aquí contigo y teniendo una cama tan grande me quito el sueño.

Río y se inclino para besarme fuerte y apasionadamente, después me cargo y me llevo a su cama.

CDHS - Capítulo 28

- Tu padre me llamo.

Mi madre no sabe la suerte que tuvo de que ya me había pasado la malteada que tenía en la boca porque seguramente hubiera acabado toda en su cara.

- ¿Qué? - pregunte al ver lo nerviosa que se ponía - ¿Qué quieres decir?

- ¿Cómo que, que quieres decir con que quieres decir?, sabes exactamente lo que quiero decir.

- ¿Qué?

Rodó los ojos.

- Ya sabes a que me refiero.

- No, no lo se, no entiendo - respondí, ella me miro empezando a desesperarse.

- No hay nada que entender - dijo tomando un poco de su agua para evitar mirarme - Es así de simple. Tu padre llamo.

- ¿¿…?? - se que tenía la boca abierta para decir algo pero no salían palabras.

- Rose, ya deja de mirarme así, me pones nerviosa.

- No entiendo nada, me invitas a comer de la nada cuando jamás lo habías hecho diciéndome que es lo mas normal del mundo, que no hay nada oculto con eso.

Sorprendentemente no estaba enojada, no del todo mas bien extrañada, pues después de 18 años era la primera vez que oía a mi madre mencionar algo acerca de mi supuesto papá.

- Y de repente solo dices: “tu padre llamo” - continué.

- Bueno, obviamente no era algo que te podía decir por teléfono - se defendió mi madre quien aún seguía evitando mirarme cada vez que hablaba.

- No lo se, ¿por qué es esto tan importante que no lo puedes decir por teléfono? - dije ahora si un poco molesta.

- Sabes porque, y no voy a discutir contigo ahora - dijo mirando su reloj, suspiro - Como te había dicho tu padre me llamo.

- Aja - la mire.

Tomo aire y continuo.

- Al parecer ahora que ya eres mayor de edad él tiene está absurda idea de que ya eres toda una joven confiable y responsable - rodó los ojos - Así que ha decidido, a pesar de mis protestas, que es tiempo de darte el fideicomiso que abrió el día que naciste.

Trate de ignorar “la absurda idea” para enfocarme a lo del fideicomiso e iba a decir algo cuando mi madre continuo.

- Si absurda idea - dijo ahora si mirándome - Tu padre siempre ha estado al pendiente de tu vida y todo lo que haces, aunque te cueste creerlo, cuando naciste los dos acordamos que lo mejor sería que él se mantuviera apartado de ti, eras solo una bebe y los negocios de Ibrahim son algo… arriesgados.

- Regreso a discutir lo de la absurda idea en un rato, pero, ¿qué quieres decir con arriesgados? lo haces sonar como si fuera un mafioso.

- No seas ridícula, tu padre es un hombre de negocios, él conoce y hace favores para muchas personas, esa es la razón por la que sea un hombre tan influyente para no ser de la realeza.

- ¿Qué? - la mire confundida - ¿Qué clase de negocios?

- No vine a discutir eso contigo, como ya te mencione tu padre siempre ha estado informado acerca de tu vida, sabe mucho más de lo que crees, es por eso que me sorprendió cuando te llamo responsable - cruce los brazos y arrugue la frente - Al parecer Ibrahim cree que al ser tu una de las mejores en tu clase….

- La mejor - interrumpí, me miro enojada y me encogí de hombros - Es cierto.

- La mejor de tu clase - corrigió, sonreí y ella rodó los ojos de nuevo - Eso te hace ser merecedora del fideicomiso, además de que quiere venir en unos meses a verte en tu prueba final el día de tu graduación, obviamente tu padre no recuerda como secuestraste a la princesa, te metes en problemas cada que puedes, desobedeces toda autoridad que te….

- Oye, ya no soy así - me queje - Y yo NO secuestre a Lissa, yo solamente la salve. No se que tengo que hacer, que acaso todo el mundo va a usar eso en mi contra, sin importar que la salve de un psicópata que trataba de. . .

- Rose basta, tengo que irme dentro de poco y no tengo tiempo para esto - dijo volviendo a mirar su reloj - No se que planes tenga tu padre, pero solo quería que estuvieras al tanto por si un día un extraño se presenta a tu puerta con cierta cantidad de dinero… tu padre puede llegar a ser algo… ¿excéntrico?

- ¿Mmm?

- No se cuales planes tenga, pude llegar un día de la nada y buscarte o puede que jamás lo conozcas - suspiro y después se puso de pie - Como sea me alegro de haberte visto, voy a pagar la cuenta y después me iré.

Me puse de pie también y la seguí, no sabía que haría con toda está información, tenía tanto que preguntarle, ¿qué diablos significaba eso de puede que un día se aparezca o puede que no lo conozca nunca? ¿entonces por que demonios me dijo acerca de él?

Después de pagar la cuenta se giro hacía mi y me abrazo.

- Nos vemos luego Rose - se separo de mi y me quito un mechón de cabello que estaba en mi cara - Pórtate bien y no te metas en problemas.

La mire salir del restaurante y vi como se iba hacía donde la estaba esperando un auto, pero antes de que llegara corrí hacía ella para detenerla.

- Nunca me dijiste nada del fideicomiso, ¿soy rica?

Rodó los ojos, otra vez.

- Rose, me están esperando llegaremos tarde al aeropuerto, harás que perdamos el vuelo - dijo y siguió caminando - Después hablamos más acerca de esto, lo prometo.

La mire subirse al auto, y e irse. Di media vuelta y entre al centro comercial. Busque mi celular pero no lo encontré, ¿cómo diablos le haría ahora para localizar a Dimitri? Ok, ¿si yo fuera un Dios Ruso, donde diablos estaría? Lo bueno era que ademas de sexy, Dimitri era bastante alto y podría localizarlo rápidamente, lo malo es que no sabía donde estaba.

Comencé a caminar por el centro comercial, había mucha gente, familias y adolescentes que iban con sus amigas a pasear, suspire, si yo fuera normal me encantaría venir a pasear con Lissa, pero por desgracia no podía, jamás podría ser normal si lo que quería era ser su guardiana, de lo que ahora tenía ciertas dudas.

Y es que, ¿qué clase de guardiana soy si ni siquiera puedo ayudar a mi mejor amiga ahora que tiene problemas con el alcohol? De verdad estaba preocupada por ella, pero por lo visto ella no quería mi ayuda, y yo no soportaba volver a tener otra discusión con ella, pues cuando se comportaba de esa forma era insoportable, por mucho que la quisiera.

Después de mucho divagar por el centro comercial por fin encontré a Dimitri y claro porque no, solo él de todas la tiendas que había podía estar en está.

- No se como puedes estar aquí camarada - dije, él salto al escuchar mi voz, pues está era de las contadas veces que lo sorprendía - Sabes que hay mejores tiendas que está.

- ¿Qué tiene de malo esta? - dijo ignorándome y viendo uno de los estantes.

- Que es aburrida - tome su mano y tire de él para sacarlo de la tienda, pero se resistió - No hay nada interesante aquí, solo puros libros.

- Por eso se llama librería - respondió sonriendo, mientras seguía mirando las contraportadas de unos que tenía en su mano - Ademas muchos libros son interesantes Roza, porque no buscas alguno que te guste.

- Claro camarada, quiero una de esas novelas del viejo oeste que tienes en la mano.

- Bien - dijo pasándome una, rodé los ojos pero no me vio.

- Se llama sarcasmo - dije.

Lo tome de nuevo de la mano para sacarlo de ahí, pero en vez de salir de la tienda me arrastro hasta la caja para pagar sus libros.

- Vaya, hasta que por fin - dije cuando ya habíamos salido de la tienda de libros - Te tardaste como tres horas.

- No me tarde tres horas, fueron apenas unos 5 minutos - dijo mientras me tomaba de la cintura y besaba mi frente.

Íbamos caminando viendo algunas de las tiendas Dimitri aún tenía una de sus manos en mi cintura. Yo estaba feliz, aunque solo fuera por unos pocos momentos, no tendríamos que ocultarnos.

- ¿A dónde vamos camarada?

- Bueno, pensaba en ir al área de comidas por algo. . .

- Bien vamos muero de hambre - dije tirando de él para ir mas rápido.

- ¿No acabas de comer? - pregunto caminado en dirección a la comida, yo solo sonreí.

Cuando llegamos por fin al área de comidas, Dimitri fue a comprarse un sándwich de “Subway” y yo me fui a buscar mi postre, lo cierto era que tanta comida junta me daba hambre, pero me resistí yendo a uno de los locales a pedir un brownie con nieve de vainilla arriba. Busque una de la mesas que estaban disponibles y espere a que Dimitri me encontrara.

- Tu comida es aburrida - le dije cuando se sentó frente a mi.

Levanto una de sus cejas y me miro, después sacudió la cabeza y rió, sonreí mientras me comía un poco de mi nieve.

- Creí que habías comido algo cuando estuviste con Janine

- Lo hice, una hamburguesa y una malteada - levante mi plato - Esto es el postre.

- No deberías comer tanta azúcar - sonrío - Te acelera.

- Eso fue lo que dijo mi madre - dije arrugando la frente.

Dimitri lo noto y pregunto preocupado:

- No te fue bien con ella.

- Estuvo bien - dije lentamente - Jamás había tenido una comida así con ella, me refiero a lo de comer en un restaurante como si fuéramos normales.

- Me alegra que te la pasaras bien, estaba preocupado por ustedes.

- Mmm. . .La comida estuvo bien, lo extraño fue la conversación.

Me miro curioso y le conté de lo que habíamos hablado, de mi supuesto padre, mi responsabilidad, el fideicomiso y lo extraño que era que después de 18 años apenas lo mencionara.

- No es que no supiera nada de él, digo se que es de algún lugar de Turquía y que su nombre es Ibrahim no solo porque mi madre lo menciono varias veces, si no que una vez la reina me lo dijo - continué diciéndole - Pero lo mas extraño de todo es que lo hizo sonar como si fuera un mafioso.

- No creo que tu padre sea un mafioso Rose - dijo riendo.

- No lo sabes.

Después de eso no volvimos a mencionar nada más acerca de mi extraña conversación con mi madre, y platicamos de diferentes temas, mientras ambos comíamos.

- ¿Qué se supone que vamos a hacer ahora camarada? - pregunte cuando ya habíamos terminado - ¿Vamos a regresar a la corte?

No quería irme acabábamos de llegar y me la estaba pasando bien con Dimitri yo quería pasar más tiempo con él, sin mencionar que en la corte me esperaba Lissa y francamente no estaba de humor para tener otra discusión con ella, o sacarla de su borrachera.

- No lo se Roza, podemos hacer lo que quieras, aún faltan dos días para que vuelvan empezar las clases. ¿Quieres que regresemos a la corte?

- Mmm, no lo se.

- Creí que querrías pasar tiempo con Lissa - hice una mueca - ¿Está todo bien entre ustedes?

- Lissa está. . . rara.

- ¿Rara? - pregunto un poco incrédulo.

- Si, tu viste lo que paso con Celeste, como Lissa estaba demasiado tomada - dije y él asintió inseguro de hacía donde se dirigía mi conversación - Últimamente ha estado así, se la vive con Avery todo el tiempo, y no hacen más que tomar alcohol.

Levanto una ceja y me miro.

- ¡No estoy celosa! - grite.

- Nunca dije eso.

- Pues lo pensante - lo acuse - No lo estoy. . . creo.

Me sorprendí, era la primera vez que casi admitía estar celosa de Avery en voz alta, pero la realidad es que no estaba segura de si estaba preocupada por Lissa o solo celosa de que ella se la pasara bien con alguien más que no fuera yo.

- No lo estoy, Lissa es mi mejor amiga pero eso no significa que no quiero que ella no tenga más amigas y este todo el tiempo conmigo. Es solo que precisamente con Avery. . . - suspire - De verdad estoy preocupada por ella.

- Lo se Roza - dijo acariciando mi mejilla - Porque no tratas de hablar con ella. . .

Negué la cabeza.

- No puedo, cada que lo intento me acusa de haber cambiado, de ser aburrida y no querer divertirme por tratar de parecer responsable - dije enojada - Y no solo ella, Adrian también. Además de que no se que diablos pasa con la conexión.

- ¿A qué te refieres? - pregunto preocupado.

- Bueno, pues en las ultimas veces que he ido a “visitar” a Lissa algo me bloquea y me saca de su cabeza.

- ¿Segura que no es Lissa quien te bloquea? - negué la cabeza.

- No es ella, es como siempre ella no sabe cuando estoy en su cabeza, y no hay manera de que ella me pueda bloquear cuando está tan concentrada tomando, no se como explicarlo pero se que es otra cosa.

- ¿Y la oscuridad? - pregunto preocupado.

- No lo se, no creo. Es como si últimamente no sintiera a Lissa, quiero decir se que está ahí pero no puedo sentir sus emociones tan bien como antes, y quien sabe tal vez sea el efecto que el alcohol tiene en ella, pero por alguna razón a mi no me afecta.

Nos quedamos sumidos en nuestros pensamientos y después de un cómodo silencio Dimitri dijo:

- Bueno pues la corte solo está a hora y media de aquí, si tu quieres podemos quedarnos un rato en la ciudad. . .

- ¡Vamos al cine! - grite emocionada poniéndome de pie - Muero por unas palomitas.

Y por ser normal y alegarme del drama, pensé. Estando aquí con Dimitri no tenía que ocultarme de nada, nadie nos conocía y podíamos estar juntos y él siempre se las arreglaba para hacerme olvidar mis problemas.

- ¿Palomitas? - pregunto riendo mientras me abrazaba - Pero si acabas de comer.

Me encogí de hombros y alce mi cabeza para besarlo.