Son las...

Blog dedicado a Fanfics en español de Vampire Academy.
Por Maris Belikov.

miércoles

CdHS - Capítulo 13


Llegamos a la academia y los guardianes se despidieron, tenían una junta por el inicio de clases y ya iban tarde.

- Vamos a mi cuarto a seguir festejando - dijo Avery.

- No lo se - dijo Lissa pidiéndole una disculpa con los ojos - Mañana comienzan las clases.

- Con más razón, comenzaras con las tareas y después vendrán los exámenes, y ya no podrás hacer nada.

- Bien, supongo que tienes razón - dijo Lissa después se volvió a nosotros - Vamos.

Me quede con la boca abierta, lo único que quería era descansar pues había sido un día muy largo, y antes de que pudiera decir alguna excusa Lissa ya estaba tirando de mi.

Apenas habíamos entrado Avery fue directo al bar y nos sirvió unos tragos. Su habitación podría ser exactamente una copia de la de Adrian en cuanto al bar y el alcohol se refieren. Avery tenía de todo.

Al igual que Eddie y Nina, yo no tome nada, Christian tomo un poco de vodka, Avery y Adrian como ya se estaba haciendo costumbre, atacaron el bar y para mi sorpresa Lissa también. No estábamos solos, Reed estaba ahí, lo cual me hizo sentir incomoda, por lo que al poco tiempo me despedí.

Le dije a Lissa que ya no tomara tanto, solo me miro y sonrió lo que quería decir que ya se estaba empezando a poner mal. Nina y Eddie dijeron que me alcanzarían luego pues junto con Christian estaban jugando cartas y al parecer alguno iba ganando algo. Solo le dije a Christian que cuidara de Lissa, y salí de la habitación.

Faltaban mas o menos una hora para el toque de queda, no tuve que esconderme para llegar a mi edificio, mientras me dirigía a mi habitación un dhampir más chico que yo se me acerco.

- ¿Eres Rose Hathaway? - pregunto.

Asentí.

- Alguien me dijo que si podía darte esto - dijo entregándome una nota.

Lo mire y tome la nota, no tenía idea de que podía ser.

- Gracias - le dije mientras abría la nota.

Roza
Ven a la cabaña en 20 min.
- D

Sonreí.

- Hace cuanto te la dieron.

Se encogió de hombros, y se rasco su cabeza recordando.

- Media hora creo.

- Oh. . . bien gracias - salí corriendo en dirección a la cabaña, pues como siempre iba tarde.

Cuando por fin llegue a la cabaña Dimitri estaba acostado en la cama descansando, tenía los manos detrás de la cabeza y los ojos cerrados. Sonreí y corrí hacía él, saltando a la cama para acomodarme en su pecho. Él sonrió y beso mi frente mientras me abrazaba. Estuvimos en nuestro cómodo silencio por unos minutos, así abrazados. Tenía mi cabeza acomodada en su pecho y mis piernas enredadas en con las suyas. Mis manos jugaban con los botones de su camisa y las suyas se enredaban en mi cabello.

- ¿Por qué la nota camarada? - pregunte luego de un tiempo.

Sonrió y volvió a besarme la frente, luego se inclino para susurrarme al oído.

- Quería darte tu regalo de cumpleaños ya que está mañana no pude - dijo ahora besándome en el hueco detrás de mi oreja haciendo que mi corazón se acelerara.

- ¿De verdad? - no pude evitar preguntarle. Nunca espere que Dimitri me diera algo, a decir verdad nunca lo quise lo único que yo quería era a él.

- Claro - dijo con sus labios viajando por mi cuello haciendo que se me enchinara la piel - De verdad pensabas que no iba a regalarle nada a alguien tan hermosa como tu.

Mi corazón seguía saltando como loco, mientras los labios de Dimitri besaban cerca de la comisura de mis labios, no pude soportarlo y tome su cara entre mis manos y lo bese, el beso no fue nada tierno, todo lo contrario, era hambriento y cada vez iba tornándose más fuerte. Se separo de mi y nos sentó en la cama, tomo mis manos que estaban tratando de quitar su camisa y las coloco una a cada lado de mi sin soltarlas, después inclino su cabeza hacia la mia y nuestras frentes se tocaron. Nos quedamos mirándonos a los ojos, podía ver como me miraban sus hermosos ojos café llenos de amor, mientras ambos recuperábamos el aire.

- No podré darte tu sorpresa si seguimos así - dijo soltándome e inclinándose debajo de la cama para sacar una bolsa de regalo.

Sonreí al verla, no tenía ni idea de que pudiera ser, el ultimo regalo que Dimitri me había dado fue un brillo para labios que aún guardaba, pero está bolsa era mucho más grande para un brillo labial. Dimitri me la dio y sonrió invitándome a abrirla. Cuando lo hice me quede completamente boca abierta, porque ni siquiera me lo imaginaba, Dimitri rió.

- No vas a sacarla - dijo mientras me abrazaba y me acomodaba en su pecho.

Saque de la bolsa una perfecta estaca de plata, había sostenido una antes, en la casa de los Badica, y cuando fue la batalla Alberta me había prestado una, pero jamás había tenido una propia. Era perfecta, mi primera estaca y lo mejor, Dimitri me la había obsequiado.

- ¿Qué te pareció? - pregunto mirando como la examinaba.

- Es perfecta - conteste con una gran sonrisa - Gracias camarada.

Lo abrace y no pude evitar volver a besarlo, el beso fue suave y tierno al principio, no duro mucho, se fue volviendo más fuerte y hambriento y está vez Dimitri no me detuvo cuando trate de quitarle la camisa.



- Te amo - le dije dándole un pequeño beso en los labios.

- Yo más - dijo regresándome el beso.

Aún seguíamos en nuestra cabaña, buscábamos nuestra ropa, que estaba regada por todo el cuarto, deberíamos de aprender a dejarla en un solo lugar para no buscarla después, pero eso era prácticamente imposible.

Una vez que estuvimos vestidos salí de la cabaña con una enorme sonrisa en los labios, y quien no, si en una mano llevaba mi bolsa con la estaca y en la otra iba agarrada de mi propio Dios ruso. El toque de queda ya había pasado y teníamos que arreglárnosla para ir a mi cuarto sin ser vistos. Está vez por desgracia no tuvimos tanta suerte, sentí como Dimitri se tensaba y me empujaba entre los árboles, alcance la vista viendo a una furiosa Celeste, otra guardiana, seguida de otros dos que no alcance a distinguir.

- Guardián Belikov - dijo mirándolo sorprendida - ¿Qué hace usted por aquí?

- Vengo de la junta e iba rumbo a mi habitación, a prepararme para mi turno.

- Bien - asintió y después se giro a los dos Morois que iban tras de ella - Vamos que no tengo toda la noche.

Pude ver a quienes le hablaba, eran Lissa y Christian, Lissa se veía muy “contenta” mientras Christian la sostenía cuidando que no se cayera.

- ¿Qué ha pasado? - pregunto Dimitri alarmado cuando vio a Lissa.

- Los he pillado saliendo del edificio de huéspedes, al parecer ambos venían de una fiesta y regresaban a sus dormitorios ahora - dijo mirándolos con cara de desaprobación - Voy a ayudarlos a regresar a su cuarto y mañana les daré un castigo.

Dimitri asintió y Celeste siguió caminando con Lissa y Christian tras ella. Mire en la mente de Lissa pero ella se encontraba en estado inconveniente, había tomado mucho, algo raro en ella, solo dejo de hacerlo cuando Christian la arrastro fuera de la habitación de Avery y fue ahí cuando Celeste los descubrió.

- Nunca había visto a Lissa así - dije saliendo de mi escondite.

- ¿Una fiesta? - pregunto Dimitri alzando la ceja.

- Después de regresar del centro comercial Avery nos invito a su habitación a seguir festejado - le explique mientras seguíamos caminando - Y Lissa, Adrian y ella comenzaron a tomar. Yo estaba cansada y decidí regresar a mi cuarto, no imagine que Lissa fuera a tomar tanto, si no jamás la hubiera dejado.

Ahora íbamos subiendo las escaleras del piso donde se encontraba mi habitación, Dimitri iba a decir algo pero escuchamos unos pasos tras nosotros y alguien que gritaba: - Quietos.

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